Colosos agitan el negocio cementero

cementera

Los cambios de la actividad cementera en el mundo no tardarán en aparecer tras el nacimiento del grupo más grande del sector a nivel global con un tamaño de capitalización de 40.000 millones de euros (55.268 millones de dólares) del cual el 70 por ciento es flotante por ser negociado en bolsa, pero que solo en Latinoamérica tendrá negocios por 3.600 millones de euros (4.974 millones de dólares).

Por eso la magnitud de la fusión entre la francesa Lafarge y la suiza Holcim podría aterrorizar a los jugadores del sector porque llega un gigante que arrebatará una gran tajada del mercado asiático y latinoamericano, regiones con alto potencial de crecimiento. 

Lafarge y Holcim facturan juntos 32.000 millones de euros (44.214 millones de dólares) y tienen un resultado bruto de explotación (Ebitda) de 6.500 millones de euros (8.991 millones de dólares).

Sin embargo, este diario habló con los competidores que tendrá esta nueva holding en suelo latinoamericano y antes que mostrarse preocupados lo ven como una oportunidad de crecimiento y dinamismo para el sector.

Reacción de Cemex
El mexicano Carlos Jacks Chavarría, presidente de Cemex Latam Holding, le dijo a este diario que la fusión que se terminará de confeccionar en 2015 entre los europeos, será algo bueno para la industria porque eso va a significar la consolidación de un gran productor y de unos grandes activos que en algunas regiones del mundo han estado muy subutilizados por la crisis, como es el caso de E.U. y Europa.

«El hecho de que ellos (Holcim y Lafarge) consoliden la fusión va a hacer que la industria sea más eficiente y más rentable», dijo Jacks.

En este orden de ideas, el directivo explicó que la industria cometió errores importantes en algunas regiones donde se perdió la rentabilidad del negocio y las consecuencias fueron devastadoras para muchos.

«El hecho de que se consoliden estos dos grandes hará que los activos vuelvan a generar rentabilidad, tras haberse visto afectados por la crisis internacional, en una industria tan intensiva en capital como es esta. Pero a todas luces, esta fusión es una excelente noticia para la industria», recalca Jacks Chavarría.

La operación todavía tiene que ser aprobada por las autoridades y ambas firmas se comprometieron a cederse mutuamente acciones equivalentes a un 10 por ciento o 15 por ciento del Ebitda del nuevo grupo que se llamará LafargeHolcim y estará presente en 90 países, «repartidos de manera equilibrada entre naciones desarrolladas y las de crecimiento fuerte», indicaron fuentes de ambas compañías a Efe.

El grupo surgido de esta fusión entre iguales estará dirigido por Wolfgang Reitzle (Holcim), futuro presidente no ejecutivo, y el actual dirigente de Lafarge, Bruno Lafont, que se convertirá en director operativo de la nueva compañía. En el consejo de administración habrá siete representantes de cada firma, que tendrá su sede en Suiza.

Reacción de Argos
El presidente del Grupo Argos, José Alberto Vélez, manifestó a este diario que la maniobra entre los franceses y los suizos abrirá un abanico de oportunidades para la holding colombiana en la región, generando mayor competencia y presentando nuevas opciones de inversión.

«Solo en Ecuador operan ambas cementeras. Al fusionarse, quedará un monopolio en ese país y esta distorsión de mercado no es aceptada por las autoridades ecuatorianas, obligando a salir a vender alguna planta y eso se vuelve una oportunidad para nosotros llegar allá».

Es por esto que se reconfirma la teoría de que en este negocio hay que mantener lista la chequera porque en este reacomodo global se presentarán oportunidades de inversión en cualquier momento para los jugadores en Latinoamérica, cuando se pensaba que el Grupo Argos no tendría más adquisiciones hasta 2015.

De hecho con la reciente compra por 50 millones de euros (69,08 millones de dólares) Cementos Argos, filial del Grupo Argos, se quedó con Ciments Guyanais, compañía que pertenecía a Lafarge y a Holcim por partes iguales en la Guyana Francesa.

Esos activos adquiridos incluyen una estación de molienda de clínker con capacidad de 200.000 toneladas métricas al año, y un puerto, y están ubicados en Dégrad des Cannes, cerca de la capital Cayenne.

Respecto a las oportunidades que se le muestran a Cemex Latam Holding en Centro y Suramérica, tras la maniobra del ahora gigante del cemento, sobresale ante todo la expectativa de crecimiento del mercado en Colombia, «el desarrollo orgánico es aún mejor. Esto nos demandará más recursos de lo que hemos invertido, por ejemplo, hemos triplicado el número de plantas de concreto en los últimos dos años hasta llegar a 5, hemos duplicado la flota de transporte y lo que se viene para el país es importante», agregó Jacks Chavarria.

Ya en Centroamérica y Panamá, específicamente, se están demandando importantes inversiones para abastecer esos mercados, según los directivos de Argos y Cemex. Para ambos, la dinámica de la región cautivó a los franceses y a los suizos para fusionarse pero lo que viene es un mercado lleno de oportunidades para todos.

Camilo José Abello, vicepresidente de Asuntos Corporativos del Grupo Argos, expresó también a este diario su optimismo con lo que se viene porque Lafarge y Holcim como son tan grandes, las autoridades antimonopolio en diferentes países les van a exigir la venta de plantas, algo que no pasará en Colombia porque el mercado está mejor distribuido y solo cuenta con la presencia de Holcim con una planta en Boyacá.

No obstante, mostró su prudencia frente a lo que será la aplicación de la fusión porque será algo complejo integrar dos estructuras gigantes en una sola, además de tener que mezclar la mentalidad francesa con la suiza, además influenciada por la alemana. «No será fácil mezclar dos estrategias corporativas gigantes, sus back office, sus estructuras organizacionales que probablemente reduzca el número de empleados no será ligero. Esto habrá que verlo pero será una operación compleja para ellos pero que no afectará mucho la dinámica del negocio en Colombia», expresó Abello.

Según expertos, después del agua, el producto que más se consume en el mundo es concreto, por eso adquieren mayor responsabilidad estas empresas para el desarrollo de cualquier nación y ciudad.

Precisamente después del Foro Urbano Mundial que se realizó en la ciudad, queda claro que el negocio cementero no puede parar de buscar espacios que integren a la empresa privada con expertos, instituciones y organizaciones en búsqueda del horizonte de un mundo mejor, sostenible y equitativo.

Estructura del negocio
A la espera de las respuestas de las autoridades antimonopolio europeas, el presidente de Holcim, Rolf Soiron, indicó que «este proyecto de fusión es una oportunidad única en la historia de una empresa», al tiempo que el presidente de Lafarge, Bruno Lafont, manifestó que «con esta fusión de dos grupos con fuertes raíces europeas, ambos serán ganadores pero aclaró que el grupo no dejará a Francia.

Ambos presidentes insisten en su complementariedad, dada la fuerte presencia de Lafarge en África y de Holcim en América Latina, con operaciones en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador y Centroamérica.

Al margen de Europa, «otros países atraerán de forma especial nuestra atención, como Canadá, Estados Unidos, Brasil y quizá India y China», precisó Lafont.

Hasta ahora, con una facturación de 16.100 millones de euros (22.242 millones de dólares) en 2013, Holcim era el líder mundial del cemento por delante de Lafarge, cuyas ventas sumaron 15.200 millones de euros (20.997 millones de dólares) el año pasado. Sus principales competidores, el alemán HeidelbergCement y el mexicano Cemex, ocupan los puestos inmediatos con facturaciones de 13.940 millones (19.256 millones de dólares) y 11.100 millones de euros (15.333 millones de dólares) respectivamente.

El mayor centro de actividades de Holcim en Latinoamérica está en México, donde cuenta con más de 3.000 empleados y siete plantas con una capacidad de producción de 12,2 millones de toneladas anuales.

Con operaciones más modestas, Lafarge opera en Brasil, Ecuador, Honduras, México y Jamaica, y entre todos esos países ha creado más de 2.500 empleos en un total de 16 plantas de producción.

Holcim tiene en Colombia la planta de cemento en Nobsa (Boyacá) una de las más modernas de Latinoamérica. Sus transformaciones tecnológicas y la sistematización de sus operaciones le han permitido renovar el proceso y minimizar su impacto ambiental y ser calificada como una planta ecoeficiente.

Eso lo demuestran sus tres certificaciones ISO 9001, ISO 14001 e ISO 18001, las cuales avalan sus procesos industriales con el enfoque de la gestión integral en calidad, medio ambiente, seguridad y salud ocupacional.

Este liderazgo tecnológico lo han logrado por la construcción de un nuevo sistema de molienda que incluye un molino vertical; un proceso de producción de clínker vía seca; filtros que garantizan emisiones por debajo de los estándares nacionales y europeos; un horno con proceso automatizado; dos silos para cemento, un laboratorio de calidad que cuenta con óptimos equipos y personal calificado para realizar todo el control, desde las materias primas hasta el producto final.

Expansión asiática
Además de Latinoamérica, Lafarge-Holcim buscará crecer sus operaciones a través del mercado inmobiliario de China, el cual ha perdido fuerza desde fines del 2013 debido a que las autoridades aumentaron los controles sobre las compras especulativas, y en momentos en que los bancos hacen que sea más difícil que los compradores de viviendas y pequeños promotores obtengan préstamos.

Según Reuters, el mercado inmobiliario actual en China se está enfriando ligeramente por los indicios de debilidad en el sector, tales como la caída de la inversión y la desaceleración de las ganancias en los precios de los terrenos, generando un riesgo, según dice Chen Guoqiang, vicepresidente de la Sociedad China de Bienes Raíces, un organismo de investigación de política inmobiliaria.

Preocupa que una caída demasiado fuerte en un sector que apoya a cerca de 40 otras industrias, que van desde cemento hasta los muebles, podría activar las alarmas sobre el potencial de morosidad y haría colapsar la economía, que reportó en el primer trimestre de 2014 su ritmo de crecimiento más lento en 18 meses.

El Gobierno chino ha pasado más de cuatro años tratando de frenar los precios de las viviendas por el temor a que podrían avivar una burbuja de activos, y algunos creen que los esfuerzos están dando frutos.

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Archivado bajo Carlos Eduardo Gutierrez Villegas

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